El rediseño de las ciudades y la sustentabilidad ambiental.
Las decisiones inteligentes del pueblo informado y organizado son vitales, al igual que el papel de los políticos, arquitectos y urbanistas.
Mucho se ha hablado de la conservación y la protección de las especies. Considero que, como dice el Prof. Alejandro Paredes (LUZ), la mayoría de los «conservacionistas» son «conversacionistas» en realidad. Pero, bajo un análisis más profundo, es evidente que las soluciones necesarias, aquellas que pueden tener un impacto sobre nuestra huella ecológica, no se dan sólo por fuerza de voluntad, o por pequeños cambios de conducta. El rediseño integral de los asentamientos humanos (pueblos y ciudades) es indispensable para el logro de la sustentabilidad ambiental.
Exploremos algunos escenarios:
- Escenario uno: Manejo de desechos sólidos municipales: En Maracaibo, con un sistema de recolección de basura delegado en una empresa, que lleva los desechos a un vertedero a cielo abierto, ¿qué sentido tiene que todos los habitantes de un Consejo Comunal decidan clasificar sus desechos? ¿Y si lo hacen 10 Consejos Comunales, agrupados en una Comuna? Aún si lo hacen todos, tendrían que tomar el control de las operaciones de recolección y tratamiento de los desechos. Si no, sus desechos clasificados, irán a parar, mezclándose con todos los demás, al vertedero. Se puede argumentar que los desechos clasificados pueden ser vendidos a empresas recicladoras locales, pero entonces quedaría en duda la legitimidad del pago de unos impuestos municipales que subsidian prácticas anti-ecológicas en otros sectores de la ciudad. El enfoque aislado no es justo, efectivo ni eficiente.
- Escenario dos: Transporte público: En Caracas, con un sistema de transporte mixto y multimodal: privado y público de superficie, público subterráneo. Un grupo de trabajadores decide no utilizar el carro para movilizarse, sino ir en bicicletas. Sin vías demarcadas, ni diseñadas para bicicletas, sin estantes (racks o estacionamientos) en las estaciones del Metro o en paradas importantes del transporte público, centros comerciales, etc., se hace prácticamente nulo el impacto que esta iniciativa puede tener en el logro de un transporte multimodal. En este caso, el enfoque aislado no es seguro, efectivo ni eficiente.
- Escenario tres: Seguridad alimentaria: En cualquier ciudad del mundo, con un sistema de producción y distribución de alimentos en manos de empresarios capitalistas, si un grupo de consumidores se organiza en una cooperativa de prosumidores, y lanzan un proyecto de cultivos urbanos en los patios de las casas; pueden cultivar ecológicamente, y compartir entre sí, la producción de algunas hortalizas, especias, legumbres, huevos, pescado y pollo. Pero el grueso de sus calorías, muy probablemente seguirá proviniendo de cultivos como el arroz, el maíz, el trigo, y subproductos de la ganadería, generados en grandes extensiones de tierras lejanas, procesados y distribuidos por intermediarios con sus propios intereses, y con técnicas no sustentables. Nuevamente, esta intervención aislada no cubre los objetivos estratégicos planteados.
Como podemos ver, vivir ecológicamente va mucho más allá de cuidar un parque, o utilizar ambas caras de una hoja de papel, o apagar las luces que no usamos, o no comprar una cartera de piel de caimán, o cerrar el grifo del agua cuando nos estamos afeitando o cepillando los dientes. Vivir sustentablemente implica hacer todo lo que hacemos sustentablemente. Puede sonar como una perogrullada, pero podemos concluir que la anterior no es una idea muy difundida, a juzgar por los enfoques actuales de los grupos conservacionistas y ecologistas, que se dedican a «no hacer» o a «educar», pero sin entrar en la médula de nuestros modos y relaciones de producción.
Y es precisamente allí dónde juegan un papel vital los y las dirigentes políticas, arquitectos y urbanistas: Cada pueblo o ciudad es el reflejo de la ideología dominante (o la falta de). Una arquitectura o un urbanismo sin criterios, sin ideología, sólo reflejan las modas del mercado de productos, o del mercado de ideas (que también tiene modas ridículas). Los políticos sin conocimientos de planificación urbana o diseño de espacios, no pueden tener claro hacia dónde guían al pueblo; no pueden ser buenos líderes. La adquisición y sistematización de conocimientos transdisciplinarios es indispensable para el rediseño de los asentamientos humanos.
Tal vez la combinación ideal sea una versión socialista y no sionista de Jaime Lerner. Pero, como no creo en «mesías», propongo un acercamiento de los políticos a las facultades de Arquitectura y Urbanismo, y de las y los urbanistas y arquitectos a los partidos políticos. Necesitamos gente con conocimientos en los puestos de liderazgo e influencia: lo que está en juego es demasiado precioso para dejarlo en manos de los oportunistas e ignorantes. La supervivencia de la especie humana está en riesgo desde hace décadas, y muy poco hemos hecho para cambiar nuestro destino.
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