«Liberación de una tortuga lora».

 (Ejemplar de tortuga lora (Lepidochelys sp.) capturada por pescadores de la Isla Zapara, estado Zulia, marcada y liberada en el Golfo de Venezuela).

El día sábado 16 de febrero de 2013, durante nuestro viaje a Isla Zapara (ver reseña AQUÍ), tuvimos la inmensa suerte de presenciar el marcaje y liberación de una tortuga lora. Aún cuando este es un evento poco probable de observar por «casualidad», es más increíble que la tortuga marina liberada corresponda a una especie que normalmente no toca las costas de Venezuela. La tortuga lora en cuestión tiene un hábitat que incluye el Pacífico de Costa Rica o el Atlántico de Brasil, pero es la primera ocurrencia documentada de este quelonio en aguas venezolanas.

En esta fotografía se aprecia parte del equipo de biólogos, biólogas, veterinarios y veterinarias que marcaron y organizaron la liberación de la tortuga.


El Msc. Héctor Barrios describe cómo la tortuga fue capturada casualmente por pescadores de la Isla Zapara, quienes posteriormente notificaron la captura a la Guardia Nacional Bolivariana. Seguidamente, contactaron al colectivo Grupo de trabajo en tortugas marinas del Golfo de Venezuela (GTTM-GV), quienes coordinaron el marcaje y liberación del bellísimo ejemplar, luego de constatar la salud del mismo. En el centro (abajo) de la foto, se puede apreciar la tortura lora, con la cabeza cubierta por una tela húmeda (azul), para disminuir su aturdimiento por la presencia del público.


Esta es la etiqueta metálica que colocaron en una de las aletas de la tortuga lora. La identifica con el número V-0902, y en la cara interna tiene un correo electrónico.



Turistas y habitantes de la Isla Zapara, municipio insular Padilla del estado Zulia, participamos en el emotivo y educativo acto de liberación.


Luego de ser marcada en una aleta, llevaron cuidadosamente a la tortuga a la orilla del agua.



Las y los participantes en la liberación, formamos dos cadenas humanas, a cada lado del posible paso de la tortuga hacia la libertad en el Golfo de Venezuela. La finalidad de este dispositivo era evitar que alguien se acercara demasiado, asustara y cambiara la ruta del espécimen.



Inicialmente la tortuga se quedó inmóvil. Tal vez adaptándose a la gran intensidad del sol del mediodía.


La llegada del oleaje disparó el instinto de la tortuga lora, y comenzó a aletear para adentrarse en el mar. Nadó con energía, pero, aparentemente, sin pánico. Se alejó naturalmente de la playa, como si no hubiésemos decenas de personas emocionadas a su alrededor.




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